venerdì 29 maggio 2009


“Alta Marea”



Ediciones Quasar
Roma
2005






Dime: cómo es que has adelgazado tanto?
Sufres acaso de poesía?

Li Po





Atormentada reflexión


Empujado por una tarde de verano
por la amenaza de un cielo plomizo
por los árboles inmóviles de pájaros
y ese aire enviciado de respiros.
Convaleciente de un mal desconocido
de una enfermedad sin remedio
pienso en el itinerario del camino
en los zapatos sedientos de eternidad
en los senderos que se bifurcan
en la montaña oculta por la bruma
en la obcecada necesidad de llegar.
Y me digo entonces sin ánimo
sin deseos de acosarme en mi extravío:
de qué están abarrotadas tus alforjas
qué bienes preciados has recogido.
La marcha ha sido larga: bien lo sé
el paisaje que estableció tus pasos
la resonancia de otras voces austeras
la flor que nunca te atreviste a tocar.


Ahora que la tormenta es una realidad
despliego las velas de mi escritorio
y estoy listo para zapar sin titubeos
en el dominio de este diluvio universal.



Se agotan tus ojos: no tu mirada


No niego que los zapatos opriman
y que la camisa pierde sus botones
en este otoño subrepticio de estrellas.
No puedes negar que las escaleras
crezcan cada día más bajo tus pies
y que tus manos no recuerdan el roce
en un acervo de pieles y perfumes.
No obstante se confundan los nombres
en un torbellino de fragmentos confusos
y la sensación del espacio se reduce
y la mentada serenidad no te alcanza.
Cada amanecer es siempre un milagro
una eventualidad de tonos insoportable
un bochorno cierto y deslumbrante.


Viaje todo incluido

Nada de lo que posees en esta tierra
dejará de deteriorarse definitivamente.
A la corrupción de tus manos tímidas
seguirán otros inapelables destrozos
y el fuego que todo pulveriza
dejará un puñado de cenizas
que el viento esparcirá con tu alma
(admitiendo que ella exista).
No podrías decir ahora con certeza
quiénes necesitarán voces de consuelo
qué parte de tu existir escindido
será por un momento recuerdo,
fugaz secuencia de otros sentidos.
Sardónico es pensar en tus camisas
en la suerte de tus pantalones de pana,
por no hablar de tus cuadernos
de las palabras que resistieron
a una posible comprensión.
Quién se hará cargo de tus libros
de las tontas corbatas de seda
cuando no quede ya nada
cuando las cartas cesen de llegar
por causa de un destinatario ausente.
Nada de todo esto me preocupa
nada de todo esto puede preocupar
es el juego más serio que imagino
y todo juego tiene sus reglas fijas.
Lo que se acaba en realidad es nada
la forma que reflejo me es extraña
la forma austera en que me muevo.
Por eso hago referencias al Tao
que sin duda no se puede nombrar.
Nada de lo que posees en esta vida
quedará excluido de esas cenizas.



A La Señora Resignación


Ojalá esta poesía pudiera cambiar el mundo
pero no me permito sueños tan desmesurados.
Permito que me cuenten las mil y una noches
— como conozco la historia no les creo —
dejo que repitan los conceptos más ilustres
— aunque sé que tergiversan su sentido —
participo en las elecciones de autoridades
— pero no les guardo ninguna esperanza —
Me conformo con saber que quizás esta poesía
te llegue en un instante de dioses bien dispuestos
y que ellos puedan fijarte una sonrisa en la boca
y hagan estremecer tus firmes senos renacentistas.
Es cuanto hoy puedo pretender con mi poesía
eso, y un poco de sosiego a mis deseos de justicia.



Ella espera que tu vida la honre


Los sonidos se derrumban en el espacio circular
y hay una intención escondida que resiste.
Buscando la serenidad se agolparon los pájaros
se ha perdido la incorruptibilidad del sueño
nos hemos desvanecido como en una foto,
han amanecido tantos firmamentos verdes
tantas sábanas se han consumido en la hoguera.
De vuelta del largo viaje que no termina
tu sombra ha hecho un despropósito de gestos
se ha dormido la gata gris en tus piernas
y ahorcajadas has llevado la figura de ella.
Recorriendo los vestigios del pasado
con meticulosidad de cirujano ciego
has subido montañas y avistado universos
al tiempo que las hormigas marchaban
en eneagramas de sentencias chinas.
Estabas ausente de la incertidumbre
del cuadro familiar de una vida
que embestía hacia el espacio abierto.
Los cuchillos se entrecruzaban sin filo,
un estallido voraz espantaba tus motivos
todo lo que dejaste oculto en un hueco
en un margen impermanente de la casa
los brebajes auténticos se han perdido
y el puente navega ahora sobre el río
entre barcos desoladas de piratas muertos.
En el panorama serenado de tu risa
una voz repite su mantra primaveral
los maderos apergaminado se inflaman
los océanos en los ríos alterados agonizan
la amalgama de tu verbo se dispersa
la tierra se comprime en su sistema.
La ilusión se muda en otras ilusiones
el saber resiente tu piel resquebrajada:
la muerte espera que tu vida la honre.
La cotidianidad es un cuchillo


La música de jazz suena en un piano destartalado
mientras el invierno medio roto lame los cristales sucios
y en la calle alguien llama sin éxito a Manuel.
Toso en mi cuarto esta mañana madrileña
que deja agitar los fantasmas de tela de algodón,
ellos están empeñados en saltar desde la biblioteca,
tremenda acumulación de diccionarios y gramáticas,
hasta los mismos borde del escritorio chueco;
un león medio adormecido gira su cabeza despeinada
y una bailarina rusa en puntas de pie recorre el pasillo
golpeándose contra la cama que le cierra el paso.
Creo que por ahora nadie más perturbará la mañana.
En el salón los canarios discuten, tal vez de filosofía
y añoran un pasado que ahora parece sin importancia.
Los cables de la luz están tensos e irradian destellos
que chorrean por las paredes impregnadas de oro,
se filtra unos efluvios de pescado rancio por la puerta
que con delicada discreción se adhiere a los destellos
y el sol tímido ni calienta ni da luz en el cuarto
por culpa de unas nubes sucias que la vecina
ha colgado en el balcón, junto a las ropas descoloridas.
Me canso de buscar esa palabra que no se deja aferrar,
y que seguramente Drummond de Andrade habrá inventado,
al mismo tiempo Río de Janeiro por la ocurrencia del poeta
y por el billete con su rostro fuera de circulación.
Hoy el día esta mal encaminado para la traducción
y no tengo ganas de cortar esos pechos de pollos
tan babosos y llenos de quien sabe que hormonas,
me quedé sin cigarrillos y no me da afán de salir
pero presiento que al final lo haré, para un fumador
no quedan demasiadas alternativas de sosiego.
Presentía que hoy iba a ser un día bastante monótono
pero no tuve la valentía de aferrarme a las sábanas.
Será la edad, me digo, serán los efectos de la globalización.
Si no fuera porque las nubes sucias de la vecina se han secado
y porque esos fantasmas fastidiosos han cesado con sus brincos
me volvería a la cama y cubriría toda esta confusión reinante
fabricando para mis adentros una pesadilla reconfortante.


Madrid 2002






Mis ojos que La ven aún

a Elvira Josefa Davis de Sánchez
in memoria

A la manera de una bola de papel
estrujada sin aristas ni formas
el mensaje electrónico yace en una esquina.
No sé bien a través de qué ondas espaciales
su señal se arrastró hasta esta isla
y puso raras sustancias atávicas
en el circuito cerrado de mi cuerpo.
Lo cierto que es mi madre ha muerto.

Qué estabas haciendo a las ocho y cinco
de ese domingo igual a otros domingos.
Quizás repasando el universo de los hechos
ensuciándote las manos de tinta negra.
La verdad es que eso ahora poco importa
poco importa tu ubicación geográfica
la música de fondo que impregna la pantalla
de imagines sin un orden lógico.
Tu corazón se niega a la arrogancia
de un tango final de claros rasgos orilleros.
Huyes de toda verborrea doméstica
de toda imagen que no sea secuencia
ritmo desaforado de postales familiares
del barrio Villa Pueyrredón y paraísos.
Ella vuelve a ser otra vez el principio
de un discurso que bien sé: nunca acabará.
Ella vuelve a resurgir de tus entrañas
en su llana materialidad de esfuerzos
en su austera visión de realidades.
Ahora su cuerpo es nuevamente polvo
cenizas redimida a su forma sin origen
a su reprimida vocación de mutaciones.
La probabilidad matemática se cumple
y tú estás llamado a persistir en sus rasgos
en gestos y actitudes de precaria inmortalidad
donde ese buen Dios exhausto está ausente.
Lo cierto es que el polvo no dificulta tu mirada
mis ojos que aún La ven entre mis trapos.

Santo Domingo
19 de julio de 1999






Un buen lector


Me considero un buen lector de poesías
siempre abierto al verso que me inquieta
al giro de expresiones que me transforma.
Me han hecho viajar mucho por este mundo
y por otros espacios un tanto desconocidos
que al final se revelaron harto familiares.
Itaca fue por ejemplo un destino permanente
y Ch'ang-ming donde Li Po pasó su infancia.
Revisité mil veces mi ciudad en otros ojos
y la pastora torre se me metió en los huesos
junto a la fotografía del de la cabeza vendada.
Pero siempre regresé a mí ser melancólico
al punto en donde empieza la aventura real
que tiene también sus rudimentos poéticos.
El lenguaje creció como una selva oscura
llegó a convertirse en una infructuoso fuga
de la que sólo se puede volver fortalecido.
No voy a mencionar la injusticia social
esa clase de lucha de remotos orígenes
que con fuerza guerrera pidió la palabra
pero que no podía cambiar este mundo.
El amor no se aprende pero pude aprender
sumergido en el horror y la resurrección
mientras llegaban los amigos cabalgando
en un paisaje de trascendencia humana.
Con sus monjes y fariseos roce a veces
el hilo sutil de ciertos hechos invisibles
y escuché voces de un delirio sosegado
que hablaba de un centro permanente.
No todo fue razón ni cordura ni cerebro
hubo momentos de vacíos significativos
intimidades verdaderamente insoportables
ríos de sangre reventando por la boca:
pero sería injusto olvidar tantas fiestas.
La vida terminará como estaba previsto
la poesía encontrará sin duda otro cuerpo.



Su doble


Como un sueño en penumbras carente de realidad
se suceden los días en esta madriguera socavada
y no hay señales de los bandidos harapientos.
No tiembla la tierra bajo la presión de los caballos
ni hay indicios de nuevos escuadrones fantasmas:
la polvareda es una nube desprendida del cielo.
La atención se agiganta con el pasar de las horas
y resiste agazapado sobre un nido de serpientes
una mosca vuela pegajosa desde su nariz a su fusil
pero no le inquieta tampoco ese zumbido grotesco.
Está al acecho con una devoción incomprensible
afilando sus uñas rotas contra piedras calcinadas.
Su certidumbre no padece de tentaciones vanas
su arma apoyada con firmeza sobre la ardiente roca
su ojo apenas entornado atento en afinar la mira.
Paciencia de guerrero al extremo de la mitología
sabe que por allí pasará tarde o temprano su doble
y espera con nobleza que se materialice esa muerte.



Piratería


Funcionan las plantas eléctricas
no se oyen los pájaros que cantan
ni los grillos con su retórico pregón
se hace difícil oír la voz interior:
los pensamientos ebrios de mi ser
recuperar el sabor del silencio.
Lejanos están sus pasos en la casa
la frase alterada que desata su risa
en tanto espacio desolado y vacío
tiembla mi caja de huesos rotos
en una taquicardia de sonidos roncos.
Buscas en las cartas desordenadas
un recuerdo que despierte la memoria
y tranquilice el deseo del canto.
En este lugar que florece como tuyo
-conquista a la manera castellana-
entre fotografías atemporales
tu mirada alocada realiza su trabajo
perforando los límites del cuarto
la sensación de isleño que te invade
y la yola precaria se hace a la mar
se hace a las corrientes tibias.
Millones de peces aterciopelados
bajo un manto turquesa sin estrellas
ven pasar una sombra como de nube
los remos tartamudos bogan a la deriva:
sed de naufrago en tu boca
vacío sin hambre en tus entrañas.
Tu viaje no tiene horario cierto
en el compás de tus brazos lentos
un sol violento golpea tu piratería
y penetra desde la piel hasta los huesos.
Funcionan aún las plantas eléctricas
sobre tu cuerpo clavado en la arena.
Nada pesa más que una palabra
que un ciclo que se cierra sin trabas
que una lección que no se aprende.
Vuelvo a calcular lo que fui entonces
con un cuerpo flamante e inexperto
una cabeza llena de espacios tibios
y sentimientos secándose al sol.
No es que yo ame los balances
el resumen de una vida no concluida
la dilatación del tiempo imaginario.
La brisa está ausente de la tarde
el rugido de las máquinas gobiernan
con su gelatina de humedad verde.
Busco un tema cualquiera que proyecte
una condición entre las condiciones
que acapare esa parte viva del dolor
y se remonte entre las nubes pesadas
en el plomo cupo del cielo atornillado.
Fragor de memoria derretida en suburbios
ardor de calle céntrica herida por el paso
juventud palpitante de Buenos Aires
que vuelve a enceguecer tu risa-tango
tu piel de escamas perdidas en zaguanes
en nombres de mujeres desaparecidas
en el orgasmo de tu necedad de saber.
Las cicatrices en el pergamino de tu límite
son un itinerario ebrio y sin consuelo
apenas rozado por una mano tenue
que intenta reconstruir los hechos
con la ferocidad de un testamento.
Con tu ciencia atolondrada de gorriones
probaste a planificar una idea central
un eje de lectura posible del concierto
y con segmentos construiste una red
de araña hipnotizada por la Cruz del Sur.
El mundo era un espacio lejano
desde este territorio pingüínico
y llegaban las voces impresas
las imágenes inciertas del más allá.
Infinitas tarjetas de hoteles sin estrellas
fueron decorando mil aventuras truncas
y el Gran Zeppelín pasó como la guerra
dejando nuevos espacios en el azul
nuevos reinos tentadores de conquista.





Sesenta años


Reduzco el espacio por donde las palabras vuelan
ensancho el corazón acorralado de ausencias
un padre resucita desde un retrato amarillento
una madre desafinada se muere sola: varias veces.
Os digo que estoy por cumplir sesenta años
y no me atrevo ha insinuar ninguna conjetura.
Hay un lugar de la casa que privilegio siempre
un árbol con el cual intenté iniciar el viento
una caja de lata con secretos por donde escapa
una muchacha descarnada que se dejó amar.
Hay una valija revestida con nombres de ciudades
una torre de babel de pasaportes descoloridos
un frasco de mermelada abarrotado de monedas
una cámara de fotos acostada sobre la silla de mimbre
de donde asoma una anaconda de fotogramas magenta.
Parecería un inventario pero es sólo una desvarío
un elenco tartamudo de un discurso que no concluiré.
Asoma del tomo tres una infanta con bucles rubios
lleva la impronta de mis ojos y copia mi apellido
y en París hay una cigüeña que no termina de llegar.
La albahaca en el balcón conversa con los geranios
y la pareja de canarios esperan visitas de gorriones
en una alegoría civilizada de engañosa libertad.
Manada de coches apresura la marcha de la modernidad
en un bosque de cemento lleno de ojos ciegos.
El campo de batalla esta cubierto de sábanas azules
hay señales en todas las paredes de viajes inconclusos
ropa acumulada siguiendo las cuatro estaciones
libros y cuadernos chorrean por todos los anaqueles
en una acumulación contradictoria de un saber cojo.
Hablemos si es necesario de los apuntes y de las notas
en el caso de creer en la posibilidad de otra vida.
Aquí tengo todo lo que puede ir perdido en un incendio.



Problemas de lenguaje


Ah, malditas palabras que me huyen
finalmente habéis comprendido mi secreto
mi enorme difidencia a vuestro poderío.
Me pierdo entonces en silencios
en pausa que acreditan mi constancia
mi osada resistencia a vuestra seducción.
Hace tiempo que busco alternativas
atajos que puedan convertirse en puertos
desde donde partir en otras direcciones.
Mis sentidos están cansados de conceptos
de subterfugios que alimentan sus fantasías
y fuerzan mi piel a dilataciones inauditas.
Habéis hecho de mi vida tantas vidas
de mis amores tantos desamores.
Confío en que la muerte me libere
de vuestra amada y arrogante tiranía.





Segunda parte:
“Eternidad finita”



Estate, inverno
autunno, primavera,
passa così l’eterno.

Mario Socrate

Ajedrez


Ella volvía a mí por la crisálida de su sonrisa,
apenas acariciaba mis mejillas agudas
y socavaba en mi memoria el olvido,
la tartamuda serenidad de mis labios.
Con la habilidad de sus manos sin torpezas
descascaraba mi envoltura de verano
las plumas tenues de mi abanico de oriente
desplazaba las piezas enfrentadas de marfil
ruborizaba mi soledad perdida en sargazos
anclaba los barcos de mis visión de lejanías.
Resistía a sus deslizamientos imperceptibles
a los cortes que producía su cuerpo austero
en los rayos que se filtraban por las ventanas,
el polvo imperceptible que se hacía presente.
Me esforzaba por montar en el caballo blanco
y escapar por el tablero hacia otros campos
pero otras figuras salían a mi paso, otras leyes,
las torres de un reino perdido o conquistado.
El tiempo era suave y generoso como el aire.
La fuerza de la gravedad


Sentir el cuerpo en su armonía
obedecer la voz de su instinto
sin alterar los movimientos
sin estupidizar la vida.
La máquina trituradora funciona
no logra detener su marcha
insiste en su recorrido alucinado
con mortífera carga de espejismos.
El corazón no detiene su andar
pompa con arritmia su elixir
denso de informaciones erradas
de pésimas y alteradas gasolinas.
El patrón está siempre ausente:
todos ignoran esta única verdad
entre manías de poderes absolutos
y falsas llamadas a la concordia.


El ser acongojado en su realidad
vacila
la fuerza de la gravedad
que desconoce toda teoría humana
implacable
deja que su oficio se realice.



Tiro con el arco


Extiendo la cuerda del arco
mis pies echan raíces en la tierra
introduzco mi ser en la flecha
dejo que se acalle el respiro
que la percepción del cuerpo se apague
y cuando desaparece la distancia
que me separa del centro
la mano se abre en otra dimensión
la cuerda vibra en mi corazón
la flecha hiere el aire.
No se trata de superar el blanco
se busca tan sólo alcanzarlo.







“La efímera dulzura de vivir”




Editora Búho
Santo Domingo Republica Dominicana
1997





La sabiduría de parecer tonto
el éxito de parecer fracasado
y la fortaleza de la debilidad.


Lao Tse















La materia del canto


La voz del que canta
no es siempre la misma:
nada perdura en su forma
nadie perdura en su forma.
Por eso la voz de tus pasos
se pierde en el rumor del río
la piel se cae y es otra cosa
tus huesos se astillan en silencio.
Inspiras y expiras una tarde romana
que sabe a pampa en tus entrañas
acaricias suavemente una memoria
que hace todo más difícil.
Afloran cantidad de sonidos
en un soliloquio tartamudo
se hace añicos la visión del que canta.
Este misterio nunca terminará.



Folclórica alma mia


Dimensión de grano de arena
en un horizonte sin final
ñandúes de mi opaca memoria
apiñados en el centro de la frente
presionando mis pulmones
hasta la asfixia del oxígeno.
Todo el cuerpo encerrado
estirando mi piel en su telar
y los yoes petrificados
ahogados en los bolsillos
en un golpe de asombros.
Yo ahora en la penumbra
de esta inmensidad desoladora
yo desintegrado yo guanaco
en el confín sin límites
de esta anchura ajena
de esta región sin medida.
Un grito escapa desde el fondo
un catastrófico OM juguetón
un peinador de crestas salvajes
en mi patagónica imagen del ser.




Santa María Pinta la Niña


Al final tu sangre está manchada
con sangres de orígenes inciertos
modulada la voz con discreción
tu adelantada barbarie virreinal.
Por cierto que el mundo era redondo
tan perfecto y sencillo como el sol
sin retórica de dioses duros
sencillos como el sonido de una mano.
El viento corría libre por sierras
por montañas y cauces fluviales
y crecía sin dueños tu memoria
tu sutil alma apenas entrevista
en el regazo de la Gran Madre.
En la finitud del infinito
los sacerdotes leyeron en el cielo
una parte rota de la historia
vieron una de las caras de Dios
y decidieron esperar el engaño.



Pavesiana


Porque no quedará nada
sino pocos objetos esparzos
tristes plantas ornamentales
por una voz ausente
perra con cola caída
comentario de mercado.
Porque el traje azul
se deshilacha en su destino
en un camino diferente
junto a tus apuntes
a tu única sonrisa.
Porque los pocos amigos
tejerán fatales conjeturas
entre vinos seleccionados
y la cama será museo
barca sin remos de sí misma.
Porque todo al final termina
y pasa y se transforma
la vida con sus oportunidades
el final con sus trapos.
La muerte tendrá mis ojos.



La máquina improductiva

a Markus Vogel

Y si ella no te deja
con su ocupación inútil
y pretende hacer las veces
de tu perfecto corazón
invertir los cauces
reducir la linfa de tus músculos
condenarte a esta habitación
en nombre de quién sabe
que atroces alucinaciones
provocarte a lecturas insensatas
a visiones de un cajón eléctrico
en su relajación de muerte
y si apaga este sol radiante
oscura tu jornada intacta
la única oportunidad
si te habla sólo del mañana
con sus cálculos socarrones
si te fuma los cigarrillos
y conspira en su juego de espejos
con leyes que ni ella conoce
si te come los deseos
y la piel y los ojos
si los sabes y alimentas
su miserable actividad
si no pones fin a esta industria.


Como en un cuento de Borges


A los cincuenta
no se puede añorar una calle
el portón de un zaguán
un cielo anclado en un puerto.
Un porteño delirio del ser
anidó en este cuarto
bastaría asomarse al balcón
para acabar con el hechizo.
Pero tu malevo se resiste
no quiere dar su brazo a torcer.
Entonces el hombre sufre
como en un cuento de Borges
e hipotiza un seco espacio
en el romano cementerio.



Cuando ella regresa


Y se deja poseer
con su gran amor.
Al improviso se deja.
En la casa todo está igual
el polvo en el piso se acumula
la llave cuelga de la puerta.
Se puede entrar, se puede salir
pero Ella decide quedarse
se posa sobre mis hombros
y me acaricia los labios
me despeina con sus manos
juega con la perra dormida
baila al compás de mi música
fumamos el mismo cigarrillo
juntos aspiramos el mismo aire.
Ella está aquí nuevamente
y se deja tiernamente poseer.
La vida ha vuelto.



Otros te han nombrado mejor


Un espejo donde mirarse
sin polvo de exaltación
en los mansuetos cristales.
Interlocutor apacible
que logras rehuir los filtros
que distorsionan la visión.
Me inclino a la manera oriental
agradeciendo a mi búsqueda
que al final nos justifica.
No te comparo
no imposto la voz
-otros te han nombrado mejor-
pero sin injurias ni fiestas
poesía
eres el único medio
que me aproxima a la imagen
de esta existencia incomprensible.







Segunda Parte


Mantratango

Nostalgias de las cosas que han pasado
arena que la vida se llevó
pesadumbre del barrio que ha cambiado
y amargura del sueño que murió.”
Homero Manzi

Nadie tuvo que contármelo
porque yo estaba allí
en un salón de Almagro.
La literatura la aferró
después deteriorada
con una toma de lucha libre
y ha volado por mil aires
en su luz aprisionada
por cintas de celuloide
materia prima de mil infamias.
Lo cierto es que en los espejos
se reprodujo como un eco.
El hombre la ciñó entre sus brazos
perdido en pensamiento atroces
y ella giró toda rubia
y de nuevo giró perdida
hundida en el hueco de su pecho
y el ocho y otros múltiplos
sumaron cuentas de tijeras y cortes.
El, desde la vitrola maravilla
otro él tano y cantarino
con un desenfrenado Pichuco
que a sus espaldas socavaba
con un fervor de fuelle
el aire viciado y empastado
de una sala de grabación
en una alquimia de tango.
Las sombras seguían el compás
sobre un piso gris de baldosas
imitaban a un Milonguita jugado
cansado de vivir sin confesarlo
príncipe o rey de un sino secundario.
Ahora todo es ceniza o polvo
repetición inútil de una batalla
que no mencionan los libros de texto.
Yo estaba allí registrando la escena
y ahora aquí a miles de kilómetros
en el Barrio de San Paolo la cuento.


El año que comienza


Es tradición al comenzar el año
mirarse las manos y el corazón
abrir las ventanas de par en par
y ruborizarse por la extrañeza
por la tartamuda nostalgia del sol.
La suma metafórica de ese acto
la piel de los dedos que la graba
la idea totalizadora de un final
acuerdo de mente y de alma
en un cuerpo que ni niega
ni sublima la idea fija del caos.
En la pantalla se confunden las imágenes
intrahistoria de un camino borroso
montaña de un horizonte sin atenuantes
escozor de una mirada sin ojos.
El milagro se acomoda a la presencia
a las funciones semidespiertas del cuerpo
pergaminos magentas o mapas del tesoro
piratería de carabelas hundidas
en el gran destierro de la honra.
Pirámides desbordantes de raíces oscuras
en un llano abrupto y descolorido
senderos de pájaros de plumajes exóticos
desbordante desiertos de espejismos.
Alrededor de una piedra multifacética
el rito de la ofrenda y de la permanencia
código camuflado de sangres tibias
mensaje codificado por los astros
hastío de dioses maquillados con sobriedad
implacables testigos del gran error.
Cavas entre detritos malolientes
a la búsqueda de una atea tolerancia
que trascienda la irregularidad granulosa
de una materia incomprensiblemente virgen
ligada con palabras, conceptos y símbolos
perdido explorador de esta brevedad
de esta danza que no preludia nada.
Precario y frágil como tu recuerdo de ti
insuficiente como un canto mudo
tu sombra encadenada se proyecta
sobre las cenizas de otras sombras
y la fuente de luz se intuye pero no se ve
se intuye el ensueño y el abismo que produce
se percibe el alimento de la precariedad
se vuelve realidad la inconsciencia
el tiempo tumefacto de una esfera sin números.
Inmortalidad aparente de tu mortalidad
repetición cósmica de la fábula ancestral
que vuelve a repetirse con atisbos de realidad
al comenzar -como ahora- un nuevo año



Diatriba

Actitud de diálogo de sordos
contigo mismo ante el espejo
en la comisura de los labios
excitación de tu polaridad
que recupera sus sentidos
extraños perfumes moribundos.
La membrana pobre de la piel
no se modifica en sus designios
y la bestia feroz ruge
con su escueta voz de barítono.
La representación no convence
el texto no modifica los roles
recitan los demonios
sobre el escenario desierto.
Deberías estar en la platea
viendo el gran espectáculo
intercambiando con Epicteto
algunas reflexiones locuaces
entre lo que depende de ti
y no depende.
En cambio todo cambia
y nada te transforma.



Mejor dejar hacer dejar pasar


Para involucrar al pensamiento
en un espacio sin restricciones
y dar respiro a todas las funciones
hoy me entregado a los sueños.
Volvió el pasado sin bagajes
a repetir su secuela de ritos
abochornado en tanta intimidad
alzaron su vuelo las alondras.
En qué parte profunda de la tierra
harán raíces los huesos sin sus ojos
qué limo fértil construirán sus pupilas
mientras insisto en olvidar su nombre.
Para morir hace falta al menos esta vida
esa extraña metamorfosis del cuerpo
que de tanto ejercitarse con la piel
ha aprendido el oficio postrero.
No sé bien si este miedo querido
ha cultivado algún nuevo fantasma
o si todo continúa imperturbable
en la tarde que cede a su giro.
He resistido con fervor a mi especie
a esta dura realidad de sitios
pensando con tanta ingenuidad
en un perdón que no es de este mundo.
Y qué no es de este mundo, me pregunto
el cielo con su borde de cemento
la imagen en directa de la ferocidad
el amor en cromosomas congelados.
No te maravilla tanta ceguera
tanta carrera sin pista ni destino
tanto sufrimiento alimentado
un planeta plateado de otra luz.
Como un escarabajo perfumado
que confunde el equilibrio de la especie
como un retrato goyesco
que ha dejado su postura en la tela.
Qué inmensidad allí te espera
que alimento sutil a tus dudas.
Sin intención tus manos acarician
un cielo siempre blanco de planetas.
No hay quien pueda prever tu paso
ni ola que logre rozar tus pies
no cuentas con ninguna franquicia
la luz enceguece como en un libro.
Y qué será el después de ese entonces
a qué puede servir una imaginación
el cálculo errado de tu hastío
tu vocación de mono caído en la teoría.
Sálvame de toda fantasía del bien
de toda estirpe roja de demonios
déjame en paz con las historias de ángeles
del putiferio de una reencarnación posible.
Quiero morir un día definitivamente
entregado a las locas mutaciones.
A dónde irá a parar el peso de tu ego
los lastres de un sistema de clases
la puta manía de cierta eternidad
el tronco de tu árbol genealógico.
Mejor dejar hacer dejar pasar
jugar la carta con esta risa última
contigo se apaga otro mundo ilusorio
y no se enciende nada, creedme, nada.

Santo Domingo, l997

El Inquilino incómodo


Ediciones Latiun Gemina
Poetas en dos lenguas
Roma 1991




a Cecilia Sánchez






Enfermedad


En medio de la vorágine
la vida afluye
con su acompasado ritmo
los cambios de ruta
son imposibles
en un organigrama tan perfecto.
Nuestra fantasía malsana
nos distrae y nos hunde
la oscuridad entonces
se hace dueña de toda esperanza
y de nada nos sirve
esperar un mañana
cómo pondríamos ser tan ilusos
y esperar que el mañana
sea un mañana.



Extranjero

Deseo llegar por esta calle
a la Plaza Farnese.
Las golondrinas retornan
como bombarderos a los techos
el ruido de la ciudad
confunde mis pensamientos.
El verano golpea mi cabeza
mis poros casi envejecidos
por esperanza y fiestas.
Extranjero de esta ciudad
no de este mundo.



Kant


Deseos de volar
como en los sueños
probar la resistencia del aire
con los cabellos blancos
sin complicar mis pensamientos
con teorías científicas
sin pretender demostrar nada
que confirme una ley
o desaloje un clavo.
Deseos de confirmar
este pájaro desplumado
de tanta civilización
de tanta humanidad.
O pájaro
o ángel
o extraterrestre
pero volar
en el espacio vacío.



Clásico John Ford


Y siempre una estratagema
una paloma pronta
en la galera del ilusionista
un conejo marcado a fuego
en el lejano oeste.
El vaquero repasa sus pistolas
con atención carga su cilindro
hace brilla su empuñadura
y el día es una doma secreta
un espectáculo casi imperceptible.
Todo se vuelve natural
los caballos robados
el incendio en el bosque
el duelo irremediable
el trago en el salón.
El vaquero y su pandilla
la caballería y los sioux
la muchacha y sus ritos.
Las cruces van quedando
a lo largo del camino
tienen grabadas
varias veces tu nombre
y otros nombres extraños.



Negocios


Una casa en propiedad
un sueldo acorde
con esa casa en propiedad
un auto en rodaje
acorde con la casa
y el sueldo en propiedad
una hija en sociedad
con una madre en casa
también de propiedad
una mujer o dos
en multipropiedad
la vida que se pierde
sin tanta propiedad.



El inquilino incomodo

“That I an accessory needs must be,
To that sweet thief which sourly robs from me”
W. Shakespeare

Se repite como una melodía
devora con ferocidad mi comida
irrumpe en la casa con soberbia
somete a mis camareros con sus gritos
usa mis hojas de afeitar y me corta
deshace la cama cuando quiere
desordena e incendia mis libros
y como una linfa voraz
recrudece en mis venas sus motivos.
De nada sirven mis esporádicos ruegos
mi tos nerviosa
mis ayunos de amor
y de otras cosas posibles.
A veces habla de negocios
y firma extraños contratos
otras veces con su rara serenidad
representa el rol de padre con mi hija.

El animal tiene aquí su guarida
aquí pago sus cuentas y sus vicios.
Ama ciertas mujeres, las mías
y me obsesiona con su infidelidad.
A veces pienso en acabar con él
y mientras me desangro él ríe.



Sentado en un parque de Milán
con saco y corbata


Con la sensación del cuerpo prueba a mirar
los árboles que escupen con su tos otoñal
una paloma observa con aparente desilusión
el sol es apenas tibio en este punto del universo.
Me gustaría que estuvieras conmigo Cecilia
una instantánea como esta de papa es difícil
atado como está a su corbata de encuentros de trabajo
controlando a vista el reloj que lo controla
haciendo cuentas y discursos contra sus Gitanes.
Es hora de almorzar me dice él con sorna
yo trato de tranquilizarlo con nuevos cálculos y ocio
la vida aquí y ahora en este punto cierto.
Los opuestos mansos no guerrean
hacen el amor entre hierbas y hojas secas.



“Cruz del Sur”


En una inmaculada tarde
en los limites del barrio Ostiense
del otro lado de los muros
tu faraón toma mate.
La alquimia que se sucede
entre las vísceras
y el retardado corazón
es imperceptible.
Yerba importada
entre néctar y esencias exóticas
por un mercante genovés
agua con calcio
azúcar de remolacha
tibieza de calefacción centralizada.
En medio de una inmensa soledad
confirmo la soledad de cada cosa
y su opuesto dinámico.
En este universo delirante
de absoluto misterio
el TAO es una infusión.



Grupo de familia

a Néstor Sánchez

Las cartas de mamá
con progresión de muertos
traen un Dios empequeñecido
y cada vez más cruel.
Tu aparente existencia
enumerada en ciclos breves
con señales contradictorias.
Exageradamente extraños
en esencias y karmas
ligados en una triada
de sagrada unión.
Se oye su voz de conciliación
por encima de los accidentes
y a partir de tu vientre
- elección prenatal –
estamos construyendo un destino
en medio a la locura que nos hermana
hermano.